Una sorprendente versión de ‘La casa de Bernarda Alba’ llega al Teatro Echegaray

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La Böhemia Producciones Teatrales presenta este jueves 26 de febrero en el Teatro Echegaray de Málaga una versión de La casa de Bernarda Alba en la que el peso narrativo descansa en la mirada de las hijas y que ofrece un inusitado y sorprendente final. Carmen Ruiz-Mingorance dirige un montaje que recoge desde el punto de vista de las hijas de Bernarda Alba el desolador e irrespirable ambiente que destila la obra de Federico García Lorca, un retrato de la España negra, del fanatismo religioso y moral, de la opresión ejercida hacia las mujeres incluso por ellas mismas. La casa de Bernarda Alba se pone en escena a las 21.00h en una única función, cuyo precio es de 12€ (venta anticipada) y 15€ (día de la representación).

La casa de Bernarda Alba

Ruiz-Mingorance ha escogido una puesta en escena muy contemporánea en la que Bernarda ejerce su poder desde un pedestal, inmóvil durante toda la función. La directora ha respetado el texto de Lorca pero ha dado más importancia a las hijas que a la viuda, queriendo de esta manera exponer cómo se sienten ellas ante el yugo poderoso y apabullante que Bernarda ejerce en la casa, y por extensión, cómo se sienten todos los oprimidos del mundo y de la historia ante tales poderes avasalladores y omnímodos. Un final sorprendente apoyado en imágenes rubrica la intención de la adaptadora y directora: la eterna circularidad y capacidad de reproducción de las estructuras de dominación más irracionales.

Celia Montoya encarna a Bernarda, mientras que las hijas estarán interpretadas por Malena González (Angustias), Myriam Carrascosa (Magdalena), María Luisa Moreno (Amelia), Rosa María Molina (Martirio) y Beatriz Martínez (Adela). María Josefa, madre de la matriarca, es Carmen Hernández, mientras que Ana Olmedo da vida a Poncia y Paka Molina a la Criada. Carmen Ruiz-Mingorance ha contado con la coreografía de Cristina Carrascosa para redondear su apuesta escénica.

“Espacio abierto de aire claustrofóbico y opresivo. Una casa blanca, cerrada, endogámica. Un submundo en el que lo negro, la ocultación, la represión de todo instinto y el silencio son las leyes que rigen la convivencia. En esta atmósfera asfixiante se siente la necesidad de respirar aire fresco en los largos y angustiosos días, con sus correspondientes noches de deseos reprimidos.

El alcance simbólico de este espacio escénico encarna el universo en el que han de moverse seres oprimidos por la autoridad y por la pertenencia a otro. El trabajo de dirección apunta a un conflicto universal, al abuso del poder y su incidencia en la esencialidad de las pasiones humanas. El contraste de la puesta en escena es la oposición de dos fuerzas: el deseo frente a la realidad; la autoridad y el orden contra la libertad y el instinto, vivir o morir. Ninguna de esas fuerzas se rige por la razón, son fuerzas irracionales e irreconciliables cuyo único resultado es la frustración, la locura o la muerte.

Este poder irracional obliga al ser humano a esconder su identidad tras la máscara; carece de rostro, es una pieza más enmarcada, de principio a fin, en un aplastante ¡silencio!”

Carmen Ruiz-Mingorance

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Malagueña. Cofrade desde la cuna. De pequeña jugaba a hacer periódicos, ahora soy periodista. Defensora de la ficción española y fiel amante de la novela histórica. La música en directo y el teatro me dan la vida.

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