Abarrotado. Así estaba el centro de Málaga en la tarde del 10 de octubre. Desde muy temprano, filas de devotos se agolpaban en las calles construyendo el camino que más tarde recorrerían el Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Ánimas y Nuestra Señora de la Soledad. Nadie quería perderse la estampa inédita de los titulares de la Congregación de Mena en su centenario. ¿Y por qué no? El desfile de la escuadra de gastadores que abría el cortejo.
Para muchos, hablar de Mena es hablar de la Legión. Lo que no saben es que la Congregación significa mucho más. Y con los actos conmemorativos por el centenario de su fundación ha quedado más que demostrado. No es fácil llenar una iglesia durante la celebración de un triduo y mucho menos la Catedral, algo que esta cofradía ha logrado con creces.
Cierto es que durante la procesión de ayer, los movimientos de la escuadra de gastadores del Tercio ‘Duque de Alba’ ocasionaron varias ovaciones y numerosos teléfonos móviles y tabletas se levantaban a su paso. Pero no hay duda de que en esta ocasión, los verdaderos protagonistas de la jornada tenían nombre propio: Buena Muerte y Soledad.
Pasadas las seis y media de la tarde, el cortejo de la Congregación de Mena se abría paso por el Patio de los Naranjos. Tras varias decenas de hermanos portando cirios y hachetas y las representaciones militares de la Legión y de la Armada, el público recibió a los titulares entre flashes y aplausos.
Ambas imágenes, que procesionaron juntas por primera vez en el trono del crucificado —adaptado a seis varales—, conformaron una estampa histórica e inédita. La dulce talla de la Soledad ocupó el lugar en el que habitualmente se encuentra María Magdalena. Asimismo, el Cristo de la Buena Muerte lució sin la tradicional corona de espinas.
La estrechez de San Agustín, los toques de campana de Félix Álvarez —hombre de trono de la Soledad que se recupera de una enfermedad— en calle Granada, los cantos del Novio de la Muerte y de la Salve Marinera en Larios y el acto en el convento de las Hermanitas de la Cruz de Atarazanas pusieron las emociones de los cofrades a flor de piel e hicieron sombra a las ligeras gotas de lluvia que en algún momento amenazaron la procesión.
Una jornada especial para los congregantes, que con sobriedad celebraron su centenario con miles de malagueños. Celebración que continúa con los preparativos para la coronación canónica de Nuestra Señora de la Soledad en 2016 y culminará con una procesión triunfal en la tarde de la misma.
