Música —en el más amplio sentido de la palabra— es lo que se vivió anoche en una Caja Blanca hasta la bandera. Familiares, amigos y seguidores de distintos puntos del país acompañaron al joven cantautor malagueño en la presentación de su álbum debut. Un concierto lleno de historias en forma de canción y protagonizado por un nombre que dará mucho que hablar en los próximos años: Pablo Banderas.
A pesar de haber estudiado Ingeniería Industrial, la mayor pasión de este malagueño es la música, arte que da título a su primer disco y que ayer invadió el espacio cultural de la ciudad en todas sus manifestaciones posibles. Sin separarse de su guitarra española, Pablo Banderas inició el concierto acompañado por la banda, que pronto desaparecería del escenario para que la voz del joven acaparara toda la atención. A continuación, incorporó un piano —al que más tarde se le añadiría un violonchelo— para terminar por todo lo alto con la banda al completo (bajo, guitarra eléctrica, teclado y batería).
Banderas estuvo arropado en todo momento por una legión de seguidores que no dejó de aplaudir al ritmo de la música ni de corear cada una de sus canciones. Además, fueron los encargados de poner un toque de color con pulseras flourescentes y globos de colores. Como es habitual en los conciertos de los jóvenes artistas, no faltaron los mensajes de apoyo: durante el estribillo de Música, canción que da título al EP, La Caja Blanca se llenó de carteles con la frase «tu sueño es nuestro sueño».
Una decisión muy acertada fue añadir al repertorio de canciones compuestas por él dos versiones conocidas por todo el público, como La chica de ayer de Antonio Vega y un espectacular Mi gran noche de Raphael. Esta última se la reservó para la traca final, donde destacaron los temas Por qué te vas o Mirando atrás, ambos incluidos en su disco. El broche de oro lo puso Viento, una de sus canciones más emblemáticas.
Pablo Banderas, que se mostró muy agradecido a las personas que le han apoyado desde el principio, no dudó en hacerle un pequeño homenaje a sus padres. Uno de los momentos más emotivos fue cuando le dedicó a su madre un pasodoble de la comparsa La Comunidad, atreviéndose incluso a cantar un trozo sin micrófono. Asimismo, aprovechando la fecha y el apoyo que le ha brindado siempre su padre en cada actuación, el malagueño vistió una camiseta con una foto acompañada por un claro mensaje: «He is my dad. He is my support».
Aunque no todos eran parientes, el ambiente familiar predominó en todo momento. Con la sonrisa puesta desde la primera vez que pisó el escenario, el joven cantautor no dejó de interaccionar con el público explicando las anécdotas y vivencias personales que les sirvieron de inspiración para componer sus canciones. Y para anécdota la que vivió Pablo al comienzo del concierto. A pesar de todos los ensayos, preparativos y pruebas de sonido, se encontró con el micrófono apagado cuando iba a empezar a cantar, lo que provocó un aplauso del público.
Anoche Pablo Banderas demostró que se mueve por el escenario como pez en el agua. Y eso que hace apenas unos días es cuando escuchaba ilusionado cómo sonaba por primera vez un tema suyo en la radio. Pero está claro que con constancia, vocación y «pasito a pasito», como él mismo recalcó en varias ocasiones, los sueños se pueden cumplir. Y el de Pablo cada día se hace más grande.
