La casa como centro de arte, esa es la premisa en la que se basa la filosofía de Casa Sostoa, un espacio expositivo autogestionado que rompe el esquema tradicional de las galerías de arte. Casa Sostoa es el domicilio particular de Pedro Alarcón, lugar que ha logrado situarse dentro de la programación cultural malagueña.
El proyecto surgió con muchas dudas pero con las ganas de su comisario, Pedro Alarcón, de hacer algo relacionado con el arte. Su idea era destinar una parte del espacio para que un artista expusiera sus obras. «Imaginaba algo reducido a grupos de amigos, más íntimo«, cuenta Pedro. Un día se reunió con el artista malagueño Javier Calleja, quien le aconsejo que debería utilizar toda la casa para la exposición y abrirla al público.
Así, de una idea pequeña a un proyecto más ambicioso, Pedro se lanzó y en noviembre de 2013 inauguró el espacio con la primera exposición, Hasta que la muerte nos separe, que contó con la participación de María Bueno Castellano, David Escalona, Emmanuel Lafont, Guillermo Martín Bermejo y Felipe Ortega-Regalado. A estos artistas se unieron Ignacio Estudillo, Laura Franco, Miguel Gómez Losada, Susana Ibáñez Macías, Joaquín Peña-Toro y Antonio R. Montesinos que con sus obras han protagonizado una temporada 2013/2014 de Casa Sostoa llena de éxito. «Al principio no me esperaba que fuera a tener tanta repercusión», comenta su comisario.
Una de las características principales de Casa Sostoa es la cercanía entre los creadores y su público, algo que no es típico en las galerías de arte habituales. A través de encuentros con los artistas, que tienen aforo para unas 40 o 50 personas, el autor de la obra se enfrenta a cualquier tipo de público, presenta su exposición y hace una especie de visita guiada por el espacio.
Javier Calleja ha sido el encargado de inaugurar la temporada 2015 con la exposición Long way home -largo camino a casa-. El artista, que aconsejó y animó a Pedro con el proyecto, vuelve a Casa Sostoa utilizándola como estudio propio e interviniendo en todos sus espacios. La cocina, el salón, el dormitorio e incluso el cuarto de baño cuentan con alguna obra de Calleja, que son el resultado de dos días de trabajo intenso en el montaje de la creación.
Long way home es una obra sencilla que conecta muy bien con todos los públicos. Javier Calleja trabaja un poco «en el mundo de Gulliver» y sus obras van desde lo diminuto hasta lo gigante. En esta obra se decanta por figuras minúsculas que inundan las paredes de Casa Sostoa.
En cada rincón hay una pieza del artista, a veces, incluso un poco escondida o a una altura que no es la habitual en un museo, provocando sorpresa en quien las encuentra. «A Javier Calleja le gusta la idea del juego de niños», menciona Pedro. Además, en el estudio está la mesa de trabajo en la que Calleja produjo su obra, «una especie de centro de operaciones con todos los materiales». El artista está en un momento muy bueno en su trayectoria profesional y ha sido reconocido recientemente como mejor artista español en la feria SWAB de Barcelona.
