‘Las heridas del viento’ baja el telón

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Fue una de las obras revelación de la pasada temporada. Tras estar varios meses en el Teatro Lara hizo una gira por España y anoche volvió al Lara para despedirse de su público. Hablamos de Las heridas del viento, obra de Juan Carlos Rubio protagonizada por Kiti Mánver y Daniel Muriel.

LasHeridasCartel_Textos_Ceres_BajaLa obra, ganadora de varios premios como el Premio Unión de Actores para Kiti Mánver en 2014 o el Ceres de Teatro como mejor actriz, además de varios puestos como finalista en los Premios Max, se despidió anoche con una gran ovación de esta apasionante aventura escénica. Un texto muy sencillo y muy encajado, poderoso, sobriedad en el escenario, cuatro sillas, un juego de luces, cambios mínimos de vestuario y una portentosa interpretación de ambos actores dando voz a dos personajes náufragos tras la muerte de un ser querido. En su encuentro tras la muerte del padre (y del amante) irán descubriendose a sí mismos, aspectos que desconocían, escribiendo la historia que no quedó escrita, tratando de entender la falta de afecto del padre, y la falta de afecto del amante. Kiti Mánver realiza un magnífico trabajo de composición de un personaje masculino, el amante gay, un hombre mayor cargado de cinismo, mientras que Daniel Muriel hace un trabajo estoico y puro, lleno de contención y pequeñas explosiones cargadas de emotividad.

SINOPSIS DE LA OBRA

La muerte de su padre obliga a David a hacerse cargo de su legado. Entre sus pertenencias encuentra algo inesperado: las cartas de amor de otro hombre. Desconcertado por el descubrimiento, decide visitar al supuesto amante de su progenitor y descubrir la verdad.

Las-heridas-del-viento.-Foto-Sergio-Parra

PALABRA DE JUAN CARLOS RUBIO

“¿Somos dueños de nuestras decisiones o unas meras marionetas en manos del destino? Está claro que no elegimos nacer y, en la mayoría de los casos, no elegimos morir. Pero ¿qué ocurre con todo lo que hay en medio? En resumidas cuentas, ¿qué ocurre con nuestra existencia? ¿Somos responsables de nuestros sentimientos? ¿Nos enamoramos de la persona que elegimos? ¿O es el amor quien nos elige y zarandea a merced de su caprichoso viento? La casualidad y el azar nos envuelven una y otra vez, como una peonza que gira sobre sí misma y que, desde luego, no tiene intención de detenerse. Al menos no hasta que ella lo decida. Claro que siempre tenemos la opción de alargar la mano y, rozándola levemente con la punta de los dedos, alterar el curso de sus caprichosas piruetas. O al menos intentarlo. Ese es todo el consuelo que nos queda en ese corto espacio de tiempo que transcurre entre nuestro primer aliento y el último suspiro. Ese corto espacio de tiempo que llamamos vida…”

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